Gustavo Dudamel
No hay manera de dudar de la grandeza de Gustavo Dudamel. Su talento y
genialidad es incomparable y ha puesto el nombre de nuestro país en los puntos
de referencia mundial de la música académica. Su mentor, el Maestro Abreu, es
un hacedor de Genios, es el Maestro de Maestro y quien lo ha visto hoy físicamente
o lo vio en el pasado dirigir sabe que transmite un sentimiento irreal, es como
si estuvieses soñando y estas al frente de un Dios. Se, que a veces Dios hace
cosas inentendibles y su voluntad debe ser asimilada por sus seguidores como de
bien. Es la incapacidad del hombre guiado de entender el futuro y saber que
Dios sabe lo que hace y lo hace por nuestro bien. Sin embargo, eso no impide
que las actuaciones del Dios sean sometidas a consideración y pedirle un acto
distinto al que hace. Nadie quiere que el Sistema de Orquesta se vaya a paro,
que los músicos, Dudamel y el Maestro Abreu marchen en contra del Gobierno o
pidan su renuncia. Lo que si pide la población son gestos de solidaridad a
todos aquellos ciudadanos que están siendo reprimidos por ejercer
constitucionalmente su derecho a la manifestación, un rechazo a la violencia y
el uso desproporcionado de la fuerza pública ante las manifestaciones sociales.
Gesto que de seguro recibiría de la sociedad en caso de que el Sistema Nacional
de Orquesta sufra algún tipo de represión por parte del Estado. ¿ O es qué acaso
afectaría su rendimiento académico, se vería afectada su música por expresar sus ideas en
contra de la violación de Derechos Humanos en el País en el cual residen?. Bueno, es posible. Ya he considerado que los
niveles de autocensura en Venezuela han penetrado a la oposición Venezolana al
punto que algún sector trató de impedir la marcha convocada por Leopoldo López,
que en el fondo no se dan cuenta que impiden el ejercicio al Derecho
Constitucional a la manifestación, por temor a represalia. Algo similar,
posiblemente, está sucediendo con Dudamel quien se cohíbe de pronunciarse
respecto a los actos de violencia que ha sufrido la juventud venezolana por el temor
a la represalia de parte del Gobierno en virtud de que su obra y el Sistema de Orquesta
dependen, en gran parte, de financiamiento Gubernamental. Esta conducta, al
final, es una muestra de la inexistencia de la libertad de expresión, pilar
fundamental de un sistema democrático.
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